lunes, 14 de marzo de 2016

Los cuatro jinetes... Parte I




En la primavera del 2016, se cumplía un centenario de la publicación de Los cuatro jinetes del Apocalipsis, la más exitosa novela de Vicente Blasco Ibáñez.
Escrita entre finales del año 1915 y principios del 1916, cuando Blasco vivía en París observando de cerca la gran guerra europea, la novela fue traducida en varios idiomas, pero el gran éxito llegó a partir de la versión inglesa publicada en los Estados Unidos, en julio del 1918.

V. Blasco Ibáñez en París, 1915
Fotografia de Henri Manuel 
Entre 1915 y 1917, Blasco Ibáñez mantenía una estrecha correspondencia con Francisco Sempere Masiá (1859-1923), librero y editor valenciano y ocasionalmente, con su yerno Fernando Llorca, los dos socios de la Editorial Prometeo. Hoy, este epistolario permite conocer muchos aspectos de la vida del novelista, comprender mejor sus circunstancias personales, y seguir de cerca sus proyectos de aquella época. En una carta del otoño de 1915, Blasco comentaba su intención de escribir tres novelas sobre la guerra:
«Yo, mientras tanto, podré escribir las tres novelas que tengo pensadas y preparadas sobre la guerra, novelas serias y artísticas: Los Cuatro Jinetes del Apocalipsis, Venus María y Mare nostrum. Estoy con más ganas de trabajar y con más fuerza que nunca.»1 
En octubre, el escritor se había instalado en un modesto piso burgués del distrito XVII de París y en noviembre, empezaba a escribir la primera novela.
El evento bélico que azotaba Francia, el frió invierno parisino de aquel año y la situación económica de extrema precariedad del novelista, parece que estimulaban su capacidad creativa y la gran fuerza de voluntad que siempre le acompañó, y en pocos meses, bajo un intenso ritmo de trabajo, Blasco lograba escribir la gran novela de la guerra: Los cuatro jinetes del Apocalipsis.

El Heraldo de Madrid del 23 de enero de 1916 anunciaba en un artículo acompañado por el retrato del escritor, la próxima publicación en su folletín de la nueva novela de Blasco Ibáñez (ver Comenzando el año 1916). El respectivo artículo fue comentado en los periódicos republicanos, El Pueblo de Valencia, número 8696 y El Luchador, número 889.
Mientras tanto, Blasco Ibáñez estaba terminando la segunda parte de la novela y a través de las cartas que enviaba casi a diario a sus socios de la Editorial Prometeo de Valencia, coordinaba todos los detalles relacionados con la publicación del libro. Había establecido que la tirada de la primera edición fuese de 12.000 ejemplares y para la ilustración de la cubierta eligio a Francisco Povo, enviándole como guía de inspiración un grabado de Alberto Durero.

Publicidad de la Editorial Prometeo, año 1917
Primer tomo de los clásicos
revisado por Blasco Ibáñez en marzo 1916
y publicado por Prometeo 
Mediante el contacto epistolar con sus socios, Blasco intentaba mejorar el funcionamiento de la Casa Editorial y la calidad de sus publicaciones. Enviaba toda clase de material gráfico y periodistico que consideraba interesante o necesario, hacia sugerencias y daba instrucciones, compartía ideas innovadoras y proponía nuevos proyectos. Supervisaba íntegramente las actividades de la Casa y estudiaba con objetividad todos los elementos implicados en la edición de las publicaciones. Además de escribir su nueva novela, continuaba redactando la Historia de la guerra europea de 1914 y preparaba la publicación de las obras clásicas para una nueva colección: Libros célebres españoles y extranjeros.

Atrapado en una situación económica critica, acentuada por los compromisos familiares y personales adquiridos, Blasco continuaba escribiendo con toda la energía que le proporcionaba su asombrosa capacidad de trabajar, su ilimitado espíritu de sacrificio y de permanente superación . 
«Durante la guerra, su término medio de trabajo cotidiano fue de cerca de diez y seis horas. Se ponía a escribir a las ocho de la mañana y cesaba á la una de la tanto, después de lo cual almorzaba y otorgábase un corto paseo por las calles vecinas a la suya. A las tres, de nuevo estaba sentado á su mesa, hasta las ocho. Comía á esta hora, y tras de la comida, daba un paseo análogo al del almuerzo y volvía á escribir hasta las dos ó las tres de la madrugada».2

Invierno en París, año 1916

Escribía por necesidad. En esta época, además de aquella necesidad fisiológica de escribir novelas que confesaba sentir, tenía una apremiante necesidad material. Escribía para sacar algo con qué vivir.1
El logotipo de la Editorial Prometeo
Blasco se había propuesto terminar la novela para finales de febrero, pero en la primera mitad de este mes, enferma. La recidiva de una infección dérmica que había sufrido a finales de junio, como consecuencia de su diabetes, le obligó a suspender el trabajo por unos cuatro días. La intervención quirúrgica del 12 de febrero, probablemente fue similar a la del episodio anterior: la resección y la cauterización. El siguiente día, le escribía a Sempere: 
«Vuelvo hoy a ponerme al trabajo. Lo del prospecto debe enviarlo enseguida a los corresponsales. Yo habré terminado la novela a fines de mes. No hay tiempo que perder. La novela debe salir en volumen el 20 de Marzo o cosas así. Necesito que me envíen ya bocetos de la cubierta. No es caso de dormirse.» 1 
En la Editorial Prometeo, Blasco Ibáñez coordinaba directamente los aspectos más importantes de la producción y la difusión de cada publicación, desde la calidad del papel hasta el precio. Aunque necesitaba aumentar los ingresos y confiaba en el éxito de su nueva novela, en relación con el precio de esta, opinaba:
« El precio de la novela debe ser 3,50 como le digo en mi telegrama de hoy. Piense que siempre mis novelas fueron a 3 nada más. Que "Los Argonautas" fue la primera a 3,50 y que no se puede dar ese salto a 4. Es demasiado audacia y nos saldría mal. Esos libros a 4 pts. de que Ud. habla se venden 500 ó 600 cuando más.»1

Desde 3 de febrero, el periódico Heraldo de Madrid ya había comenzado  a presentar en sus pagina la publicidad de la nueva novela. Como siempre, Blasco asume toda la responsabilidad y por encima de sus problemas personales, incluidos los de salud, hace enormes esfuerzos para cumplir con sus compromisos de novelista y editor. 

Heraldo de Madrid del 3 de febrero 1916. Publicidad folletín
 de la novela Los cuatro jinetes del Apocalipsis.
Ilustrador: José Blanco Coris (1862-1946)
En una extensa carta dirigida a la Casa Editorial el 19 de febrero, donde exponía sus nuevos planes, el escritor menciona la respectiva publicidad y comenta sobre el compromiso adquirido con José Rocamora, el director del periódico madrileño:
« Me dice Rocamora del Heraldo que está haciendo una gran propaganda y que tiene un cartel de 2 metros con dibujo de Blanco preparando para lanzarlo en toda España. Este cartel representa los 4 jinetes.
« Me dice también que hay gran expectación por ver la novela y que todos los corresponsales piden aumento. Desea que le diga inmediatamente la fecha en que debe empezar el folletín. Quiere que sea el 1 de marzo, pero el 1 es demasiado pronto. A mí aún me falta la 3a parte que será corta, pero siempre será unas 80 hojas.
Creo que esta novela se venderá más que ninguna de las mías.»1

Los cuatro jinetes del Apocalipsis
 Una de las primeras ediciones 
de la Sociedad Editorial Prometeo
En esta misma carta, Blasco expone a sus socios un plan concreto relativo a la publicación de Los cuatro jinetes del Apocalipsis. La primera edición, en forma de folletín, aparecería en el Heraldo de Madrid el 10 ó el 15 de marzo, y quince días más tarde, el 1 de abril, en El Diario de Buenos Aires; el libro debería publicarse a final de marzo o el 1 de abril, cuando esté a mitad de aparición en el folletín español. Además, pensando en la posibilidad de nuevas ediciones, les recomendaba: «Si viene el éxito es fácil que en veinte días se vaya toda la edición. Conviene que tengan las cosas bien preparadas en lo que se refiere al papel, las precauciones bien tomadas para que no nos quedemos ni un momento sin ejemplares y poder hacer reimpresión inmediatamente» y «no nos quedemos de pronto sin poder hacer una nueva edición, perdiendo los efectos de la propaganda.»1
También les proponía un nuevo plan para las futuras publicaciones de la Editorial, incluyendo su novela.
Blasco, en su papel de director literario de la Casa, siempre se ha preocupado por la calidad y la estética de todos los libros editados por Prometeo; estudiaba detenidamente la presentación de cada uno y según sus conocimientos técnicos y sus principios estéticos, elegía el tipo de encuadernación y también, la ilustración de las cubiertas.
Los cuatro jinetes del Apocalipsis 
Edición con la encuadernación en cartoné

« Mi plan, tanto en los tomos de 1 ptas (1,50 encuadernado) como de 3,50 rústica (4 encuadernado) es que todos nuestros libros los tengamos a la inglesa o sea encuadernados en tela, con forro igual a la cubierta de rústica.»
La tapa interior de la encuadernación debía «ser en  tela blanca o amarilla clara, empleando el oro en los adornos y una tinta azul para los títulos.»

Finalmente, expone también su propio plan como novelista:
«Yo no pienso hacer otra cosa que escribir novelas. El día que corrija la última prueba de los 4 jinetes saldré inmediatamente para Nápoles y Sicilia. Necesito documentarme para Mare Nostrum. De allí volveré a Barcelona para estudiar unas cosas en el Archivo de la Corona de Aragón, marina, almogávares, etc. E inmediatamente me pondré a escribir Mare Nostrum. A fines de Mayo ya empezaremos a imprimir para soltar la obra en Julio. Y antes que termine el año, una tercera novela también sobre la guerra, complemento de las otras que la tengo entera en la cabeza, pero aún no tiene título.»
En realidad, las otras dos novelas sobre la guerra las escribió más tarde: Mare Nostrum fue terminada en diciembre del 1917 y la tercera, Los enemigos de la mujer, en julio del 1919.

Blasco Ibáñez terminó su novela Los cuatro jinetes del Apocalipsis el jueves, 2 de marzo de 1916.
Cansado, con la salud debilitada, se lo comunicaba el día siguiente, a sus socios: «Ya hemos terminado. Ahora sólo espero correjir (sic) las pruebas para poder salir de viaje. Bien lo necesito. Estoy moribundo....y de lo más solo y triste.»1
Era su triste realidad: viviendo solo, en un país en guerra, en pleno invierno, trabajando continuamente sin lograr obtener un beneficio económico suficiente para llevar una vida tranquila. En aquellos años en París, Blasco contaba siempre con el apoyo incondicional y no pocas veces, con la ayuda económica de Elena Ortuzar o "Chita", la mujer que más tarde será su compañera y luego, al enviudar ambos, su esposa.
Chita va a verle a la calle de Renequin, como antes lo hizo a la calle Davioud… es todavía voluntariosa y dominante; pero se ha humanizado, y el dolor que contempla a diario parece haberle hecho mella… Este dolor colectivo que apena y abruma, es, más que la pasión ardiente, ya extinguida, lo que une sólidamente a Vicenzo y a madame Elguín.3

Calle de París en invierno.  París, 1916
La Plaza de la Concordia en invierno.  París, 1916
La sede de la Editorial Prometeo en Valencia

En aquella época, para Blasco Ibáñez lo prioritario era la Casa Editorial y haciendo enormes esfuerzos, dedicaba gran parte del tiempo a la labor de mejorarla, pero sus ingresos personales provenían principalmente de la venta de novelas. Lo único que Blasco podía pretender recibir de Prometeo era la suma de una peseta por cada ejemplar vendido de sus novelas; la parte que le correspondía de las ganancias de la Editorial, según lo habían acordado, era para su familia de Valencia y la hipoteca del chalet de la MalvarrosaAunque así, parece que los socios no cumplían y frecuentemente, se generaban tensiones por los devengos de autor. Una vez terminada la nueva novela, Blasco seguía sin recibir dinero de Valencia y en su carta del 3 de marzo, vuelve a insistir sobre la crítica situación que estaba atravesando:
« … yo, en estos momentos, no tengo en todo el mundo otro dinero para vivir que el de las novelas. A Uds. les conviene muy mucho que yo esté tranquilo y con la vida asegurada, dedicando todo mi tiempo y mi existencia a la casa editorial..Si yo tengo mi vida asegurada (con mi trabajo, se entiende), yo prometo que la casa en los 10 años de vida que me restan, será la primera de España...
Por todo capital me quedan 1.000 francos. Son los últimos.»1.


 Los cuatro Jinetes del Apocalipsis
Una de las primeras ediciones, en francés

Los cuatro Jinetes del Apocalipsis. 
Una de la primeras ediciones en holandés.

A pesar de todos estos problemas con la Editorial, el novelista seguía adelante con su plan; debía partir para Italia. Su viaje a Roma estaba programado para el 15 de marzo pero dos días antes de salir, le recomendaba a Sempere enviar la novela a Renée Lafont, « que está haciendo la traducción al francés.»1
Blasco había mencionada a la traductora en una carta de noviembre DE 1915: « Yo he empezado ya a escribir la novela Los cuatro jinetes del Apocalipsis. Es tan interesante y tan movida que estoy gestionando por medio de la Renée a ver si la puedo meter de folletón en un gran diario de aquí.»1 Finalmente, la publicación de la novela en un periódico francés, no resultó.





















La versión francesa de Los cuatro jinetes del Apocalipsis fue publicada en 1917 por la Editorial Calmann-Lévy de Paris, cuyo traductor es de G. Hérelle.
La traducción al holandés de Los cuatro jinetes del Apocalipsis había sido encargada a principios del mes, a M. Van Raalte de Amsterdam

En esta misma carta del 13 de marzo, Blasco le indicaba a Sempere enviar la novela a Henri Diamant-Berger en París, comentando:
«Están aquí escribiendo un argumento para hacer una gran cinta cinematográfica de los 4 jinetes, que tal vez se encargue el gobierno francés de exparcirla (sic) por todo el mundo. La van ha (sic) hacer con gran aparato haciendo desfilar regimientos enteros, si es preciso. Será una visión verdadera de la guerra.»1

Publicidad del 3 de marzo 1917



La película titulada Debout les morts!, con el guión elaborado por Henri Diamant-Berger y realizada por Société des Etablissements L. Gaumont en 1916, es considerada la primera versión cinematográfica de la novela Los cuatro jinetes del Apocalipsis. Se estrenó en febrero de 1917 pero actualmente, está desaparecida.




El 15 de marzo, Blasco Ibáñez iniciaba su viaje a Italia. Entonces sacó el primer pasaporte de su vida, que se conserva con su forma longilínea, como un desplegable, acribillado por sellos fronterizos.4 
El mismo día, el Heraldo de Madrid publicaba el primer folletín de la novela Los cuatro jinetes del Apocalipsis. En Valencia, el diario republicano El Pueblo, lo publicitaba en su primera página. 

Heraldo de Madrid del 15 de marzo de 1916, publica el primer folletín de la novela
 Los cuatro jinetes del Apocalipsis (Ampliar)
El Pueblo, diario republicano de Valencia, 15 de marzo 1916, publicitaba la nueva novela de su fundador.
El domingo 19 de marzo, Blasco ya estaba en Roma, hospedándose en el Hotel Quirinale. Desde allá continuaba manteniendo el contacto permanente con F. Sempere de la Editorial Prometeo; estaba terminando de corregir la última parte de la novela y comenzaba la revisión de los primeros tomos de los clásicos a publicar. Además, continuando con la campaña de difusión de su novela, contactaba con los periódicos españoles y sudamericanos para publicitar el libro y preparar su pronto lanzamiento.

Hotel Quirinale, Roma, C. 1910
Con el propósito de documentarse para su próxima novela Mare Nostrum, Blasco Ibáñez decide ir a Nápoles por varios días. A su llegada, el 22 de marzo, conoce el barrio marítimo y recordando al de Valencia, comentaba a sus socios:
«Acabo de llegar a Nápoles a un hotel muy bonito, en el barrio de Santa Lucía, que es como el Cabañal o el Grao, en la misma orilla del mar, frente al castillo del Huevo que levantaran los españoles.»1
Antiguo Nápoles. Castillo del Huevo.
Antiguo Nápoles. Barrio Santa Lucia.
Durante toda su estancia en Italia, además de investigar y recoger datos para su siguiente novela, Blasco buscaba continuamente material para las próximas publicaciones, reuniendo «un tesoro de fotografías para enriquecer el archivo de la casa editorial: cuadros, estatuas, etc, para los libros clásicos y lo que se presente.»1 También, contactó con Ida Mango, la traductora de sus anteriores novelas y decidió que fuese ella la que tradujera al italiano Los cuatro jinetes del Apocalipsis.

Los cuatro Jinetes del Apocalipsis,
 la edición en italiano de 1918

El 5 de abril, Blasco estaba nuevamente en Roma recibiendo la tan esperada noticia: «...la novela aparecerá en la presente semana.»1 
Según lo había estimado su autor, la primera edición de la novela Los cuatro jinetes del Apocalipsis, publicada por la Sociedad Editorial Prometeo de Valencia, fue puesta a la venta en todas las librerías de España en los primeros días del mes de abril. Algunos periódicos lo publicitaban en sus páginas.
Mientras tanto, Blasco Ibáñez coordinaba desde Roma la promoción y difusión del libro en España y Sudamérica directamente y a través de la Editorial. El 7 de abril, le enviaba una carta a Fernando Álvarez, el director de Caras y Caretas de Buenos Aires, carta mencionada por la revista argentina en un artículo que publicitaba la novela. El retrato que aparece en el artículo, se lo había recomendado a Sempere el mismo Blasco«Con la novela envíe una o dos fotografías mías de las que hizo Novella.»1 Probablemente las fotografías fueron tomadas por el conocido fotógrafo Vicente Gómez Novella (1871-1956) en Valencia, en el verano del 1914. 

En el periódico El Pueblo, diario republicano de Valencia, número 8770, del 7 de abril, 1916
En el periódico La Esquella de la torratxa, número 1947, del 21 de abril 1916 
En el periódico ABC del 12 y del 20 de abril de 1916
Revista argentina Caras y Caretas, número 920 del 20 de mayo 1916
Regresando a París el 14 de abril, impaciente por recibir su novela recién editada, Blasco volvía a sus actividades habituales pero además, volvía con nuevo impulso de comenzar su siguiente novela: «Me siento con fuerzas para hacer mucho más y más grande. Esto no es nada al lado de Mare Nostrum.»1


El pasaporte de V. Blasco Ibáñez
A finales de abril, el novelista recibía por correo Los cuatro jinetes del Apocalipsis. Probablemente el libro había resultado según lo esperado y como siempre, Blasco no omite felicitar a su socio y expresar sus  impresiones sobre el nuevo producto editorial: 
«Querido Paco: Los tomos encuadernados de la novela están muy bien, pero muy bien. Me gustan muchísimo y le felicitoEsto de la encuadernación, cuando el público se entere, tendrá gran éxito: especialmente en los tomos de 1 pta. que resultarán magníficos.»1
También en estos días, recibía de la Editorial un cheque por 1500 francos pero al mismo tiempo le llegaban noticias preocupantes desde Valencia: Mario, su hijo mayor estaba enfermo y el otro, Julio tenia serios problemas personales.

Aunque había pasado más de un mes desde el comienzo del folletín y el libro ya estaba en las librerías, en la prensa no se había publicado ningún tipo de crítica o comentario sobre Los cuatro jinetes del Apocalipsis. Solamente algunos periódicos anunciaban la novela con artículos de carácter más bien publicitario: uno firmado por Pedro Morales, que aparecía en El Progreso y El defensor de Almería y el otro muy similar, en diarios locales republicanos como La Voz de MenorcaAmbos artículos elogiaban la novela y a su autor:
«En esta obra maestra, no solo se admira la labor brillantísima del literato, sino la justa loanza de la causa francesa hecha por el latino y amante de las ideas de justicia y de libertad.»5  o «El eminente novelista español, que vive en París desde que se inició la guerra actual y ha recorrido varias veces el frente de batalla, acaba de producir una de sus obras maestras, tal vez la más completa, vigorosa y emocionante: Los Cuatro Jinetes del Apocalipsis6
Silva Vildósola, Carlos, 1871-1939
Preocupado por ese silencio de la prensa, Blasco le comentaba a Sempere: «me extraña a mí que los diarios no hayan dicho aún de la novela. Es que la estarán leyendo todavía.»1

Continuando con la constante empresa de dar a conocer sus novelas, el 25 de abril, Blasco le enviaba una carta al escritor y periodista chileno Carlos Silva Vildósola:
«Hace unos días escribí a mi editor para que le enviara mi nuevo libro Los cuatro jinetes del Apocalipsis. Como verá, es una obra a favor de los Aliados. Le ruego que diga algo en El Mercurio sobre la aparición del libro. 
Voy a escribir ahora Mare Nostrum, la novela del Mediterráneo que hace años llevo en la cabeza; una evocación del pasado y una pintura del presente. Para esto acabo de hacer un viaje por Nápoles y Sicilia» 

Desde Italia, a principios de abril, Blasco le había escrito también a Francisco Verdugo Landi, el director de la empresa editora Prensa Gráfica«para que en sus tres periódicos jaleen el libro»1 pero finalizando el mes, ninguna de estas publicaciones se había pronunciado respeto a su novela.
  
El 11 de mayo, el diario republicano El País publica un artículo donde presenta el nuevo libro de Blasco Ibáñez como «uno de sus mejores libros, tal vez él mejor». El autor del artículo, Germán Gómez de la Mata comenta la nueva novela y la vincula en algunos aspectos al naturalismo francés, , mencionando que «comparando la obra de Zola y Blasco Ibáñez, advertiremos que no se trata de maestro y de discípulo, sino de un raro caso de paralelismo espiritual.»7

Vicente Blasco Ibáñez
Revista Nuevo Mundo, 19 de mayo 1916
Foto: Novella - 1914
Fue en la segunda mitad de mayo cuando la Prensa Gráfica comenzaba a publicitar en sus revistas la aparición de Los cuatro jinetes del Apocalipsis y publicaba en el semanario Nuevo Mundo un extenso artículo acompañado por el retrato del novelista. 
Aunque Blasco le había recomendado a Sempere enviar a la redacción dos fotografías más recientes tomadas en Paris por Henri Manuel, las revistas publicaron los conocidos retratos hechos por el valenciano Novella, en 1914.


Vicente Blasco Ibáñez
Revistas: Mundo gráfico y La Esfera, mayo 1916 
Foto: Novella - 1914
José Francés, el crítico de arte que firma el artículo, analiza y comenta la novela considerando que si «...la publicación de un libro tan interesante, tan admirable, como "Los cuatro jinetes del Apocalipsis" pasaba inadvertida», era por la indiferencia suicida respecto de la guerra que existía en España. En su opinión, Blasco había heredado la arquitectura novelesca de Zola, y al comparar la obra de los dos novelistas, concluye que:
«De este modo, Francia, que tuvo en La Debacle la novela de su guerra del 70, tiene ya en Los cuatro jinetes del Apocalipsis la novela de su guerra del 14…. es aquélla un apostrofe y ésta un himno. Aquélla muestra la degeneración de todo un país y ésta la regeneración de ese país. Finaliza afirmando que Los cuatro jinetes del Apocalipsis ratifica de modo más decisivo y elocuente ese derecho á ser considerado su autor como el primer novelista contemporáneo.»8
Luego se publicaron algunos otros artículos, como los firmados por N. Hernández Luquero, J. María Tenreiro o E. Gómez de Bauqero,  elogiando la obra y comparando al escritor valenciano con los mejores autores de novelas de guerra y sus descripciones, con lienzos de grandes pintores. La crítica favorable de la prensa poco más tenía que decir, pero no demoraban en aparecer las críticas hostiles juzgando la última producción de novelista y atacando a Blasco, el republicano.

Publicidad en la revista La Esfera, número 125, 20 de mayo 1916

En 1916, en España existían dos parcialidades deslindadas por el conflicto bélico: los aliadófilos, más en concreto los francófilos  y los germanófilos. 
Según Álvaro Alcalá Galindo, conservador aliadófilo: «…en términos generales, las "izquierdas" eran francófilas y las "derechas" germanofilas. En las "izquierdas", o sea los amigos de Francia, pudieran agruparse los republicanos y radicales partidarios de la política actual francesa, y también monárquicos, liberales o independientes, "intelectuales" y escritores; la mayoría de los políticos y la minoría de los aristócratas. Frente a éstos, los germanófilos, o sea las «derechas»: el clero, los carlistas, la oficialidad del ejército, las clases conservadoras y la mayor parte de las damas aristocráticas y de los «sportsmen» elegantes que antes nos traían de Londres y París las modas, y ahora nos traen de Berlín las teorías.»9

Blasco Ibáñez, republicano, había tomado partido por Francia desde el inicio de la guerra reafirmado con cada oportunidad su posición aliadófila y polemizando continuamente  contra la germanofilia hispana. El novelista siempre ha afirmado que Los cuatro jinetes del Apocalipsis es una obra a favor de los Aliados pero desde luego, lejos de ser puro maniqueísmo, la novela pretendia exponer claramente el horror de la guerra.
Como la sociedad, la prensa española de 1916, también estaba dividida.
El 7 de junio, el diario monárquico ABC, bajo la dirección de Torcuato Luca de Tena - en continuas polémicas con los periódicos de orientación radicalmente aliadófila como Iberia o el semanario España-, publicaba un artículo firmado por su corresponsal en Berlín, José Juan Cadenas, criticando a su manera, la nueva novela de Blasco Ibáñez:
«Todas aquellas patrañas que corrieron por la Prensa francesa durante los primeros meses de la guerra han desaparecido de los periódicos, y ya no las recordaríamos si la última novela del Sr. Blasco Ibáñez no las hubiera recogido cuidadosamente…! Pobre insigne novelista! De cómo una obra escrita para hacer simpáticos á los aliados los pone en ridículo... No... Los franceses no agradecerán nunca al Sr. Blasco Ibáñez que haya ido á buscar los "documentos" para su novela en los ecos de L'Intransigeant de Paris-Midi...»10
V. Blasco Ibáñez visitando el frente francés en marzo de 1915. Foto: José Franch
También el periódico germanófilo La Acción, adscrito al radicalismo conservador maurista, publicaba el 5 de junio un artículo donde el crítico literario Julio Casares atacaba directamente al novelista:
«El engendro reciente no es siquiera una novela fracasada, como «Sónnica la cortesana», por ejemplo; es, con nombre y leve apariencia de novela, una torpe e insoportable recopilación de cuanto el odio y la ignorancia han escrito en año y medio contra una de las naciones más cultas de Europa»11
Opinaba que a través de la literatura, el novelista aplica un método de combate incorrecto y poco noble para calumniar al adversario, y lo hizo con mala intención y desconocimiento:
«...el señor Blasco Ibáñez, sin más fuentes de información que las turbias y envenenadas de la prensa francesa, sólo ha logrado hacer trazos grotescos, reveladores de una ignorancia fundamental.»11

Al mismo tiempo que se publicaban estos duros ataques, la nueva novela tenía muy buena acogida entre el público lector y la popularidad del autor aumentaba rápidamente. A finales de junio, algunas librerías indicaban que «...hasta  la fecha ninguno de esos grandes escritores ha legado vender (aquí, se entiende) tantos libros como Blasco Ibáñez. Es el primero. De "Los muertos mandan", "Los Argonautas" y "Los cuatro jinetes del Apocalipsis", se ha vendido un número de ejemplares verdaderamente fabuloso… De los libros de la guerra, puedo decir que «Los cuatro jinetes» es el que más se ha vendido.»12


La libreta del novelista
Finalizado 1916, el Heraldo de Madrid publicaba el habitual sumario de la estadística literaria donde se comentaban los libros más importantes de aquel año. La novela de Blasco Ibáñez, Los cuatro jinetes del Apocalipsis, se destacaba como «el libro más interesante, más plástico, más emocionador, más documentadamente realista de cuantos novelescamente trataron la guerra  y se consideraba que su autor «puede figurar entre los mejores novelistas de nuestras letras contemporáneas.»13
También en la encuesta que el El Liberal realizaba entre sus lectores para elegir los mejores escritores - los 36 literatos insignes para formar parte de la verdadera Academia Española14, llamaba La Academia Ideal-, Blasco Ibáñez quedó entre los primeros, ocupando el séptimo puesto con 3.435 votos mientras que el mejor valorado, Pérez Galdós obtuvo 4.503.
Pasado un año desde la publicación de la novela, José Ortega Munilla, escritor y periodista muy influyente en aquella época, expresó también su opinión a la prensa, valorando a Blasco Ibañez como el mejor novelista español después de Galdós: «Un escritor enorme, que produce sensaciones infinitas, que pinta de modo insuperable los personajes, narra con una gracia, una vivacidad, un color sorprendente y describe de una manera deslumbradora. El diálogo de Blasco Ibáñez no hay quien lo mejore.»15


La versión inglesa de Los cuatro jinetes del Apocalipsis - 1918
En conclusión, aunque con el paso de los años se ha perpetuado la falsa idea de que la novela pasó desapercibida en España, una simple mirada retrospectiva sobre la prensa demuestra lo contrario. Además, teniendo en cuenta la prolongada ausencia de Blasco en mundo de la literatura - siendo Los cuatro jinetes del  Apocalipsis su segunda novela publicada en ocho años-, es evidente que la obra fue muy apreciada y bien valorada por sus contemporáneos de España.
En cualquier caso, a pesar de las críticas favorables y de una notable mejoría en la venta de sus novelas,  la publicación de Los cuatro jinetes del Apocalipsis parece que no había alcanzado las expectativas de su autor ni daba los resultados económicos esperados, pero Blasco Ibáñez seguía adelante con sus proyectos. Continuaba manteniendo su estrecha colaboración con la Editorial, preparaba  Mare Nostrum, la segunda novela de la guerra, y además, con la esperanza de mejorar su comprometida economía, iniciaba otra nueva aventura, la de cineasta.
En aquella época, el novelista no podía sospechar que unos años más tarde, la versión inglesa de Los cuatro jinetes del Apocalipsis le traería tan inesperado y enorme éxito, consagrándolo como el mayor novelista de España en aquel momento y proporcionándole  después de tantos esfuerzos  la fama internacional y una gran fortuna.

Publicidad de las novelas de V. Blasco Ibáñez en Estados Unidos – The Sun, diciembre 1918


Fuentes e imagenes: archivo del autor 




2 comentarios:

  1. Como ya es habitual en este blog, he podido disfrutar una vez más de la excelente calidad de este artículo, que aúna la amenidad del relato con una contrastada base documental y abundante material gráfico.
    Mi enhorabuena a la autora, que ha consolidado a este blog como un modelo a seguir.
    Ángel López. Secretario Fundación C.E. Vicente Blasco Ibáñez

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    1. Agradeciendo su generosa apreciación, le doy la bienvenida a mi blog.
      Es un enorme placer intentar comprender a Blasco Ibáñez, conocer su vida y su obra y además, poder compartir lo que se ha conservado a través del tiempo de su original figura.
      Un cordial saludo,
      Marga Preda

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